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Yume Nikki - Ojos Abiertos

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jojogape's avatar
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Querido Diario de Sueños,

Tuve que hacerlo. Por todo lo que he vivido desde hace un tiempo hasta ahora, lo distorsionada que era mi vida, lo inútiles que eran mis días. No sé cuánto tiempo ha pasado. Pero para mí han sido meses. Meses de miedo, meses de no saber qué hacer, meses de nada.

Meses vagando perdida por mi mente, aprendiendo con cada viaje que no me iba a recuperar, que ya estaba loca, que mi miedo a esa intocable puerta en mi habitación nunca iba a desaparecer. Hoy, hoy lo vi claramente. En mis sueños, por supuesto. Algo que me enseñó que ni siquiera contarte mis experiencias a ti, querido diario, curaría este loco, estúpido miedo de... todo. La gente. Los lugares. Los sonidos. Mi vida.

Era mi puerta. Esa puerta imposible de abrir. Vi lo que pasaría. Y no era bueno. Sí, abrí esa puerta - eso es, en mis sueños. Debería haber adivinado por esa cosa de colorines con cara de pervertido que lo que venía no era nada agradable. Vi la cara. La cara de mi miedo al exterior. La sentí en frente de mí. Entonces abrí los ojos. Reuní todas las razones que necesitaba para explorar mi mente, y recordé lo sorprendida que me quedé al ver ese lugar, el nexo, por primera vez. Y me pellizqué la mejilla.

Allí estaba. El camino al fin de mis problemas - ¿o tal vez no? De hecho, mi camino hacia la escalera que apareció de repente en mi balcón fue muy extraño. Algo no estaba bien. Algo era diferente. Pero no pensé en eso cuando me dejé caer. Y caer. Y caer. Me di cuenta de que estaba cayendo por mucho tiempo, y miré alrededor. Todo se oscurecía. En un instante sentí que nunca volvería a ser la misma.

No sentí una colisión, pero la caída terminó cuando tuve que ver mi propia mancha de sangre, flotando en la nada, con dos criaturas que parecían medusas alrededor, durante un tiempo. Cuando reconocí que sólo existían en mi mente, todo se volvió negro y una imagen de ese mono psicodélico invadió mis pensamientos, además una jarra de sangre gigante con una corona, basura que no pude reconocer y un tono muy agudo, que si lo hubiera oído en la realidad me habría roto los tímpanos.

Desperté de nuevo. Todo fue un sueño. Pero, ¿hasta qué punto? Sentí ese dolor en el cuello - tortícolis. Miré hacia el balcón, y las escaleras ya no estaban allí. Me sentí vacía. ¿Acababa de intentar suicidarme? Sí, lo hice. Y no quería volver a hacerlo. Normalmente, escribiría todo esto aquí y ya está. Pues esta vez no.

Intenté escribir, pero empecé a tener sueño (juraría que lo he estado controlando mucho últimamente), cogí mi bolígrafo, pero simplemente me daba cabezazos contra el escritorio, sin poder escribir nada. Lo que sea que yo hubiera liberado estaba tomando control de mi sueño. Me caí de la silla, me sentía el triple de pesada, tenía sueño, necesitaba descansar, buenas noches Madotsuki. En realidad era de día, pero me sentía como si hubiera pasado tres noches sin dormir.

Me quedé con la boca abierta cuando vi el nuevo aspecto de mi habitación. La luz estaba apagada, la tele desenchufada pero encendida y con la pantalla boca abajo, aún recibiendo señales distorsionadas de Kalimba. No tenía ganas de ver de qué se trataba. Tenía más ganas de quedarme mirando mi balcón ahora en ruinas, con estática en lugar de un paisaje, y la abierto de par en par. Sin los cristales. Las paredes estaban enmohecidas, mi alfombra no estaba, en vez de mi cama encontré un montón de óxido. Sólo había una cosa que estaba en perfectas condiciones: la puerta.

Tal como esperaba, el nexo estaba arruinado también: algunas puertas estaban totalmente dobladas, la puerta al mundo oscuro estaba abierta pero no funcionaba, la puerta al mundo de nieve estaba hundida en el suelo, y algunas partes habían desaparecido, y había agujeros por todas partes. Lo que no esperaba era encontrar todos mis efectos allí. Exactamente en la misma posición. Intactos. Comprendiendo que tal vez lo estuve haciendo mal desde el principio, los recogí y miré alrededor. La puerta al mundo de bloques aún funcionaba. Entré, pero tan sólo encontré un gorro y una bufanda tirados en el suelo, y una mancha de sangre. Era algo extraño, ya que siempre que "mato" a alguien aparece de nuevo. Pero esta vez yo no hice nada.

Además, los pocos bloques que quedaban estaban agujereados. Unas criaturas hexagonales merodeaban por allí, haciendo movimientos hexagonales. Me sentí incómoda y volví al nexo usando esa mano con el ojo. La puerta al mundo de las velas empezó a chirriar y a doblarse también, y acabó como el resto. Otra parte del nexo desapareció dejando en su lugar un agujero. Admití, horrorizada, que tal vez mi mente estaba colapsando por algún motivo.

Hora de pensar. ¿Qué fue lo último que hice antes de dejar los efectos? La respuesta era: ir al mundo de los números... pero después de sufrir esa horrible tortura lo último que quería era ir allí. Decidí ir al mundo de los ojos, descubriendo que casi todo había desaparecido. El fondo ahora era completamente negro. Sí que vi objetos en la distancia, pero se estaban moviendo. Y eran hexagonales.

Esos desgraciados hexágonos estaban comiéndose mi mente. Cogí mi bici y me acerqué a uno de ellos. Luego paré y equipé mi semáforo pero, para mi asombro, en vez de pararlos, se volvieron locos y empezaron a perseguirme, agitando sus brazos, moviendo sus ojos y haciendo un ruido muy agudo. Me acordé de las chicas pájaro, pero cuando vi una de ellas siendo asesinada en frente de mí, me pareció obvio que no eran amigos. Hasta me sentí mal por ella.

Cogí la bici de nuevo y pedaleé lo más rápido que pude, sólo para caer en una emboscada cerca del lugar donde recibí la mano con el ojo. Uno de los hexágonos me pilló y vi la misma secuencia de nuevo antes de despertar. Esta vez me costaba levantarme. Sorprendentemente, había llegado a la ventana rodando en el suelo mientras dormía y mi alfombra estaba levantada. Mi cuello ya estaba bien. Cuando intenté colocarla bien, me di cuenta de que mi brazo derecho estaba dormido. Me dio mareo y caí al suelo de nuevo con mi brazo dormido.

Aparecí en el balcón. El cielo era negro con rayos blancos viniendo del cénit, el suelo era gris. De hecho, mi balcón ya no era un balcón sino una roca flotante en la que yo estaba acostada. Salté para entrar en mi habitación, y la roca desapareció. El techo se estaba derrumbando y había un enorme agujero en el suelo por la zona de mi cama. Mi escritorio y la tele no estaban. La puerta estaba perfectamente. El nexo ya no era el mismo. Estaba casi vacío. Faltaban ya casi todas las puertas, las demás estaban estropeadas, hasta la del mundo de los ojos, que hace un momento estaba bien. Sólo había una única puerta que no sufrió ningún daño.

La del mundo de los números.

Desde el principio de esta locura sabía que esa puesta era distinta. Era más pesada de abrir, y hecha enteramente de acero (o así la veo yo). Pero lo que encontré no fue un mundo colorido con muchos números y caras. Estaba absolutamente vacío. Nada. Negro. Vacío. Me pellizqué la mejilla para salir, pero no desperté. Por alguna razón no quería ir al nexo. "TIENE que haber algo", me dije.

Cogí mi bici y fui hacia delante. Y seguí y seguí y seguí y seguí. Nada. Pensé que tal vez todo se había vuelto invisible para mí y me puse el pañuelo triangular. Estaba en lo cierto pero también equivocada. Sólo una cosa apareció. Mi alfombra. Y no estaba en mi habitación. Mi pañuelo se deshizo quedando inservible, pero la alfombra siguió ahí, mirándome con esas caras aztecas. Pisé sobre ella, pero no pasó nada. Usé todos mis efecto excepto la mano, ya que sabía que no iba a hacer más que retrasarme. Deducí que ya no tenía nada más que hacer en mis sueños, así que empecé a pellizcarme las mejillas varias veces. Estaba equivocada. Muy equivocada.

Un grito intensamente agudo y distorsionado llenó el vacío en el que estaba, mi alfombra se desvaneció de la misma forma que un televisor apagándose. En el suelo se abrieron dos feroces ojos hexagonales y una boca con dientes afilados. Me fui de en medio mientras el fondo se volvía una versión corrupta de esa horrible "cara" que fui forzada a mirar, los ojos y la boca fueron encerrados en un hexágono psicodélico con garras, que estaba hecho de partes del cuerpo de los peores monstruos que encontré. Juraría que uno de ellos faltaba, pero no podía recordar cuál.

Esos enormes ojos me miraron y montones de ruidos deformes empezaron a hervir en mi cabeza, sin dejarme pensar con claridad. Ese engendro comenzó a seguirme a una velocidad demencial y yo cogí mi bici, sin pensar en que tal vez equipar un efecto podría empeorar la situación aún más. A esta velocidad, estábamos empatados: era cuestión de que uno de los dos parara. Pero no parecía que ninguno fuera a hacerlo. Ni siquiera tenía tiempo de cambiar al efecto de la mano con el ojo, que ahora me parecía tan útil. No podía pellizcarme la mejilla y pedalear. No podía hacer nada. Sólo esperar a que mis piernas virtuales fallaran y pararan a que me pillara lo que sea que estuviera viniendo a por mí.

El ruido hacía imposible recordar nada de mi vida anterior. Empecé a sentirme mal, mal por cómo traté a algunos de mis habitantes. Recordé cómo a veces simplemente usaba mi cuchillo sin preguntar, aunque nunca recibiera una repuesta coherente. Pensé que merecía este castigo por ser mala... conmigo misma. En efecto. Todo ese tiempo estaba siendo mala conmigo misma. Todo el tiempo que me hice daño con ese estúpido miedo. Tal vez incluso hice daño a otras personas ahí fuera, no lo sabía. Me arrrepentí muchísimo e intenté recordar lo único que podía: mis propios sueños.

Sin parar de pedalear, intenté materializar esas memorias. Una llanura verde. Eso es hierba, ¿recuerdas? Oh, ¿y esas cosas verticales que salen de ella? Árboles. Muros. Casas. Espera, ¿qué? De repente, un árbol apareció de la nada, el cual esquivé. El monstruo lo engulló sin detenerse. Entonces, pude reconocer un lugar de uno de los mundos materializándose en frente de mí. Después de todo, es mi mente. Yo la controlo.

"¡Eso es!" Concentrándome más que nunca, invoqué lo mejor que pude. Globos de colores. Un lago. Una fuente. Un iglú. Un tótem. Un camino de hierba. Gradualmente, una mezcla de todos mis sueños apareció poco a poco sin orden, haciendo una especie de vía que yo quería seguir. El monstruo me siguió, por supuesto. El ruido comenzó a apaciguarse. Ese bello piano. Ese camino de baldosas a cuadros. Cubos de roca. Plantas. Cactus monocromáticos. Baldosas musicales. Vías de tren. Flores. El ruido se volvió un murmullo... luego un tamborileo que me era muy familiar.

Mire hacia atrás - el pulpo que encontré en el desierto blanco flotó sobre mi persguidor y entró en una cuva moncromática, en la que yo también entré. El monstruo entró conmigo. Pero ahora el pulpo no estaba, como siempre. Además el fondo era negro otra vez. Así que había algo nuevo que descubrir. Pude ver una chica pájaro corriendo, esta vez delante de mí, no detrás. Me saludó haciendo un gesto con los brazos. Ella era diferente a las demás - era más bajita, tenía dos coletas y una gorra, y babeaba algún tipo de líquido verde.

Pasamos por varios pasillos estrechos cuyos muros no puede reconocer, subimos dos escalones, luego bajamos otros dos, luego giramos a la izquierda y a la derecha. Pasamos un largo campo de berenjenas, el monstruo empezó a acelerar su marcha y yo, agobiada, le gregunté qué hacer. Ella tan sólo señaló hacia delante y entró por una puerta en una pared a la que me acercaba a gran velocidad. La puerta desapareció, y reconocí esa pared tan linda: la habitación de la chica rubia. Tal como esperaba, había un interruptor cerca de donde estaba la puerta. El monstruo estaba a punto de alcanzar mi bici cuando lo apagué.

Silencio.

Sólo estaba la pared, ahora negra con rayas verticales, y el monstruo ya no estaba ahí. En su lugar, reconocí una figura que, en este enorme lío, me alegraba mucho de ver. Pero no parecía que él estuviera muy alegre de verme. Me bajé de mi bici y caminé hacia él. El retrocedió, parecía preocupado. "¿Qué te ocurre?", pregunté. La cara monocromática, que no mostraba su usual sonrisa fantasmal, que ahora me parecía tierna, me miraba cabizbaja, como si hubiera hecho algo malo.

"Está bien", dije. No sabía si estaba siendo sincera. De cualquier manera, él no parecía creerme. "¿Estás aquí para ayudarme?", continué. Me miró de nuevo, muy triste. Entendí que en verdad no quería teletransportarme a ese horrible lugar con la niña vomitando sangre, sólo quería ayudarme, pero en ese momento parecía pensar que aún estaba enfadada con él.

Caminé hacia él una vez más, y retrocedió de nuevo. "¿Qué puedo hacer para que veas que no te odio?", me pregunté. "¿Hay alguna forma de que pueda hacerte venir...? ¡AH, CLARO!" Me puse mi disfraz de gato y maullé. La cara levantó un ojo, mirándome confundida. Maullé otra vez. "¡Ven aquí!" La cara sonrió con alivio y se dirigió hacia mí. Aparecimos en el desierto salvaje, entre la maleza, rodeados de niñas pájaro bailando al son de una música alegre. Las chicas dejaron de bailar, parecía que conversaban con mi compañero monocromático. Él asintió y se volvió hacia mí.

Deformó su cara para hacer una imagen en la que reconocí a mi yo del armario, durmiendo. Nos teletransportamos al mundo de farolas, junto a una más pequeña que las demás. Todas estaban apagadas. La cara me dio un interruptor portátil, aparentemente un efecto secreto. Sabiendo cómo funciona mi mente, deducí que al encender todas las farolas antes de visitar el armario provocaría algo. Lo usé y todas las farolas se encendieron, justo como esperaba. Cuando miré hacia atrás, la cara se había ido. Me teletransporté a la isla con el armario y lo abrí.

Yo misma estaba allí, como siempre, pero esta vez estaba despierta. ¡Es lógico! Cuando la luz está encendida no puedes dormir. La otra Madotsuki bostezó, luego me miró, y salió del armario nerviosa. Contempló el mundo a su alrededor, luego me miró a mí otra vez, y sacó la mano, como si tuviera que darle algo. Le di el efecto interruptor, pero sacó la mano de nuevo. Repetimos el procedimiento hasta que le di todos mis efectos, excepto mi libro de instrucciones adjunto. Lo rechazó, y entonces comprendí lo que pasaba: era ella quien tenía que recoger los 25 efectos, sin incluir las instrucciones.

"¿Pero cómo vas a conseguir llevarlos al Nexo?", pregunté. Oí un piopío detrás de mí. ¡Era la niña pájaro! Se transformó en un efecto, y mentalmente me dijo que no la usara hasta que no me diera la señal. La cara blanca y negra apareció otra vez para llevarme de vuelta a aquella pared. Una vez estábamos allí, sacó un brazó e hizo un gesto para que me apartara. Él pulsó el interruptor y, en cuanto él desapareció, el monstruo reapareció. Estaba a punto de comerme cuando escuché otro piopío.

Usé el efecto, y mis dos trenzas se conviertieron en coletas, una gorra apareció sobre mi cabeza, me creció un pico, y tenía en la mano un vaso lleno de líquido verde. Lo derramé sobre el suelo, inundándolo con la bebida. El monstruo gritó una vez más y comenzó a disolverse en ella. El nivel de bebida subió más y más. Sólo quedaban los ojos. Después nada. Bebí un poco a la fuerza, ya que me estaba ahogando en ella. Sentí una mano llevándome fuera de allí. Me quedé inconsciente.

Me desperté en un nexo restaurado, recibida por una cara blanca con ojos saltones. Me levanté y abracé a mi amado alien, profesor de piano y salvavidas, y por primera vez se sonrojó. Mi otro yo estaba poniendo los efectos en el suelo. Esta vez todos. Los efectos se fusionaron, lo que resultó en una puerta blanca. Todos los presentos me despidieron. Yo me despedí también con emoción y abrí la puerta.

Y aquí estoy. Con más ganas de vivir que nunca. Y no puedo esperar a ver el mundo que esa puerta no me dejaba explorar.

Gracias, diario de sueños.
Gracias por todo.

FIN NUEVO COMIENZO
Traducción al español de Eyes Wide Open, mi fanfic de Yume Nikki.
© 2012 - 2024 jojogape
Comments3
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ganjababy123456789's avatar
Me encanta! :D
Aunque algunas partes me parecieron liosas. :P